miércoles, 31 de julio de 2013

Cosas buenas que tiene trabajar en verano

Es el último día de julio.

Si estuviésemos en el desierto de una película del oeste aparecería un lagarto en primer plano. O un escorpión. O una serpiente (evidentemente sólo uno de los tres, no todos porque si no ya no sería un desierto, sino un zoo). Puede que incluso la calavera de hace años de una vaca, con una ligera brisa que le arrancase sutilmente unos granos de arena. Una de esas extrañas bolas de vegetación seca pasaría rebotando parsimoniosamente. E inexplicablemente se percibiría sonido de grillos, que no abundan en el desierto.

Pero eres afortunado: estás en Barcelona. En el Raval, para ser exactos. No hay el kikirikí de un gallo ni el apacible sonido de grillos que te despierte por la mañana. Es la vieja loca de enfrente quien te desvela con sus insultos y conversaciones con amigos imaginarios y demás fantasmas. Se queja de que no hay blancos en el barrio y lindezas por el estilo. Que con Franco esto no pasaba y todo aquello. Que a los niños que juegan en el centro cívico de abajo habría que tirarles agua con lejía; que lástima que ella no tiene fuerzas para hacerlo. Que su nieto de dos años es un asqueroso y un maleducado. Alguna vez unas horas después sales a hacer un cigarro o un café al balcón, te echa la bronca por alguna cosa que no entiendes y luego te sonríe y te dice buenas tardes. Esperas que te salude con la mano alzada o algo así pero no lo hace. Comes y te vas, que trabajas por la tarde.

Que sea verano no quiere decir nada significativo en cuanto a horarios de trabajo. Lo único que pasa es que hace más calor. Si acaso tiene que ver con el horario lectivo. Pero que yo sepa el cole lo dejamos hace mucho, demasiado como para que nuestras vidas se rijan por el absurdo planteamiento de que las cosas empiezan en septiembre y se finalizan en junio. Los humanos viven todo el año, de momento no estamos en suspensión criogénica los meses de verano. Por eso me cuesta tanto entender a esa gente que piensa que en verano no tiene sentido trabajar. Esa gente que es incapaz de saludar con un simple "hola" pero que sin embargo está encantada de tener una cara de culo que les llegue hasta el suelo y expeler un "vaya mierda" o un "qué agobio" en cuanto entran en el trabajo y durante el resto de horas, días y semanas. Gente que hasta hace un par de meses estaba deseperada buscando un trabajo digno y que a los dos meses de tener uno, y desde el primer día, lo único que puede hacer es quejarse e intentar meterte ideas absurdas en la cabeza. Te recuerda a las cosas que diría un niño que se está perdiendo las vacaciones o al que le han castigado sus padres por algún motivo.

Y está claro que si vives en el mundo real, ese en el que ya no somos niños que están un par de meses fuera del cole, tienes por fuerza que verle cosas positivas a trabajar en estas épocas del año, que sin duda las hay:

1- Evidentemente, la más importante de todas; que estés trabajando significa que no estás en el paro.
2- Si además tienes la suerte de no trabajar en una churrería, fabricando kebabs, asfaltando el suelo o vendiendo latas de cerveza en la playa, entre otros, es probable que disfrutes de aire acondicionado.
3- Sólo vas a la playa los fines de semana, con lo cual la aprecias más y no te quemas.
4 - Muy probablemente cuando el resto de los seres afortunados que tienen trabajo hayan vuelto al mismo, tu tendrás algún día de vacaciones, podrás señalarles con el dedo y decirles "pringaos".

¡Así que felices vacaciones para quien las tenga y "que se den con un canto en los dientes" quienes, por motivos laborales, no!


lunes, 22 de julio de 2013

Aberraciones automovilísticas

     Hay artefactos surgidos de la mente perversa de maléficos inventores e ingenieros que no dejan de atormentarme cada vez que salgo a la calle. Me gusta volver andando del trabajo, tanquilamente, con los auricuares puestos, o en bicicleta, con una suave brisa golpeándome la cara y la típica masa de torpes o incívicos turistas que caminan por el carril bici. Temo cruzame con una rata o una cucaracha. O con hedores veraniegos de una calle salpicada de diversos despojos del cuerpo humano, sin regar y al sol de justicia de julio.
O peor aún, con uno de esos artilugios. Seres metálicos surgidos de las más profundas oscuridades del abismo, recordándonos con su premeditada horripilancia cuan terribles pueden ser los efectos del fordismo y los de una excesiva libertad otorgada a unos desacertados y maquiavélicos diseñadores. Carros del infierno forjados en fábricas malditas cuyas líneas aberrantes y anaerodinámicas harían palidecer a un temible tanque de la segunda guerra mundial o a uno de esos Mercedes todoterreno que sólo se construyeron para dos o tres dictadores europeos y que languidecen en museos del automóvil como muestra de la maldad de sus poseedores. Criaturas de acero,cristal, plástico e incluso piel que campan a sus anchas, híbridos extraños que sin embargo multitud de conductores han considerado dignos de su coste en euros.


Nissan Juke                                                                                                                          ¿Donde tiene este ente de cuatro ojos la mirada? ¿Es el Nissan Juke un Wolkswagen escarabajo que fue enguillido sin miramientos por un peugeot 306 y que jamás fue digerido, formando así tan abominable mutación? ¿Cómo es posible que se haya podido vender tanto?


Ssanyong Rodius

     ¿Y cómo pudieron hacerle ese culo al pobre Ssanyong Rodius? ¿Qué mente perturbada coloca la parte trasera de un coche fúnebre sobre un monovolumen y lo suelda? ¡Oh, furgoneta del Equipo-A, ilumínanos con tu belleza ochentera!


Fiat MultiplaPero el mayor horripile lo inspira el Fiat Multipla. Dicen que por donde pisa no vuelve a crecer el asfalto. Consiguieron hibridar el adn metálico de un Totota Corolla de los noventa y un Chrysler Neon, seres de por sí mas que desagradables a la vista, y colocarle a todo ello el piso de arriba de un autobús de dos plantas. El único que disfruta de su existencia es el conductor; tal vez el más inteligente de todos los poseedores de un vehículo. Porque tiene la fortuna increíble de no sufrir los traumas, las consecuencias y las duraderas secuelas de haber visto semejante espanto.

He visto estos vehículos demasiadas veces los últimos días y pretendí incluso hacerles fotografías propias, pero no podría vivir conmigo en tal desesperación y tormento, sabiendo que alguna vez puse un objetivo delante de sus malsanas fauces y deformes caras. 


     Debe ser terrorífico tener carnet de conducir y mirar por el retrovisor, y ver como de repente estas huyendo de uno de estos monstruos sin haber hecho nada para merecerlo. Es difícil decidir cuál puede ser el vehículo más feo de la historia, pero sin duda alguna estos tres elementos se han ganado el derecho de encabezar la parte más alta de la lista.


   En comparación, el coche diseñado por Homer es una maravilla de la ciencia y la técnica. La belleza hecha automóvil... Pero lo increíble es que el Fiat Multipla es real, y seguirá formando parte de las pesadillas de niños  y adultos, y de toda esa gente que de vez en cuando se queda con la mirada perdida en la carretera y cuya tranquilidad se ve truncada por estas fantasmagóricas presencias.




viernes, 12 de julio de 2013

De repente, un verano

Desconozco cómo puede haber sido esta transición estacional en las ciudades en las que vivís, humanos; solo puedo hacer mención de lo que ha ocurrido en Barcelona y alrededores.
Parece que fue ayer cuando salía del trabajo en Cerdanyola del Vallès con guantes y capucha o gorrete, dando saltitos y exhalando vapor, muchas veces con paraguas, esperando el tren y comentando con mis compis la jornada y el frío que hacía. Sería diciembre, enero. Por ahí era invierno. Sí, los gorretes y los guantes dejaron de llevarse, los paraguas se mantenían a la espera de órdenes. Se supone que empezaba la primavera, recuerdo el día de su inicio perfectamente. Realmente hacía buen tiempo, solete, y tuiteé algo así como "hace sol, tengo trabajo y me estoy comiendo un falafel buenísimo en una terraza. Me encanta Barcelona". Incluso añadí una foto del susodicho falafel, sus patatas y su coca-cola:


primavera en Barcelona
Barcelona, 21 de marzo de 2013

Pero fue un espejismo de un par de jornadas. El ejército de edredones permanecía en sus puestos y la gente en sus casas, abrigada, veía Game of Thrones y demás series y pelis invernales, y  observaba con perplejidad que la primavera aparecía tímidamente uno o dos días cada semana. Los alérgicos, para su desgracia, se percataban de ello, no obstante. Y se supone que el después empezó el verano. Era inexplicable que en Barcelona sólo los turistas pensasen que era un día estupendo para ir a la playa. El cuarenta-de-mayo-no-te-quites-el-sayo nunca apareció y atemorizados, los habitantes de la ciudad contaban con que el verano ya no existiría. Never again.
Y catapum, de repente un día es verano. Un extraño. Los cuerpos de los barceloneses y sus mentes no han tenido tiempo de aclimatarse. Los de los turistas sí, a sus castigados cuerpos les importa un bledo todo, tanto ponerse rojos como cangrejos como tatuarse varios versículos de la Biblia o pimplarse diez botellas seguidas de tinto de verano don simón. Los alrededores de la torre en la que trabajo están rodeados de esta curiosa especie. Pero a la gente común le ocurre lo que sucede cuando te subes en una nave espacial, eso que hacemos todo el mundo todos los días un par de veces, y tienes que pasar primero por la cámara de despresurización y equilibrar la presión atmosférica para salir al espacio o visitar algún planeta sin que te salga volando la cabeza o te revienten los ojos, o hagas una implosión con las evidentemente fatales consecuencias. Esas cosas que sabemos que pasan. Pues bien, aquí no hay cámara de despresurización y la semana pasada el clima nos chafaba, nos atontaba, hacía nuestros movimientos más torpes y nuestros pensamientos más espesos. Pero bueno, parece ser que esto del verano, aunque ayer volviese a llover, va tomando forma. 


verano en Barcelona
Barcelona, 12 de julio de 2013

Y también ese bronceado tipo mosaico, con piezas blancas, rojas, marrones y rosas que mucha gente, incluído servidor, porta.
Y se intuye, ya a mediados de julio, que al fin en Barcelona tendremos uno de esos veranos normales y corrientes de toda la vida, que empieza en agosto y termina en noviembre.



lunes, 8 de julio de 2013

Star Trek: Into Darkness. Profundísimas, insondables e ininteligibles reflexiones personales sobre el film. Es broma.


Vamos a ponernos en situación. Imagínate que el cinco de julio se estrena una peli de Star Trek. Que eres un poco freak. Que siempre estás predispuesto a que te gusten las cosas que hace J.J. Abrams. Y que el día del estreno coincide con el de tu 34 cumpleaños, algo que vienes sabiendo desde hace varios meses (que es el estreno, la fecha en la que naciste la sabes desde hace un poquito más). ¿Qué haces? Lógicamente buscas la mejor compañía y el mejor cine en el horario más conveniente y reservas entradas una semana antes por Internet  a lo loco, olvidándote de los descuentos de tarjetas de fidelización diversas. Te emocionas y reservas una entrada de más. En el cine te dicen que te pueden vender la que compraste y el propio gerente es el que, con amplia y sincera sonrisa, te devuelve el dinero que guarda dentro una bolsita al finalizar la sesión, y tu y tu mejor compañía salís encantados. Vuelves a pensar que en este cine cuidan a sus espectadores, a sus clientes, y que realmente les gusta el séptimo arte.

El cine es el Yelmo Icaria, en Barcelona. Sala 9. No 3d. 22 h. Sonido reformado con respecto al de hace unos meses a un volumen adecuado y de aceptable calidad. Proyección digital. Versión original con subtítulos en castellano, lo cual es muy importante dado que hay personajes de diferentes nacionalidades y con muy marcados acentos y entonaciones. En el doblaje evidentemente supongo que todo será absurdo. Fila 5, en el centro.

Ingredientes en porcentajes (para completar un 100% de película)
-60% de mitología Startrekiense
-10% de Lost
-10% de Michael Giacchino
-5% de 24
-5% de The Dark Knight
-5% de Alias
-5% de Homeland

Son ingredientes muy buenos; si los mezclas bien te queda un plato fino fino. Lo agitas todo y metes al actor de Sherlock. No he visto la miniserie, algo que debería, pero el tipo me parece un estupendo actor, enigmático, atracticvo, con una voz estupenda y que realmente parece haberse tomado el personaje en serio. Los demás están también estupendos, especialmente Zachary Quinto, al que realmente no hubiese hecho falta maquillar para que volviese a ser Spock. El  fallo es el Kirk de Chris Pine. Realmente el tipo no pega demasiado y no es un actor, a mi entender, que sobresalga por ningún lado. Sí, es rubiales, simpaticón, pequeñajo y ligón, pero el traje de capitán del Enterprise le queda un poco grande. En esta nueva aventura del Enterprise al menos ya no hay tanta sensación de presentación de personajes como había en la primera película.

Hay acción, hay espacio, hay peleas, hay efectos especiales, sonido, edición a un ritmo adecuado. No frenética pero tampoco lenta. Todo ello con la calidad que se espera del pack Abrams-Lindelof-Bad Robot-Giacchino. Hay chascarrillos que realmente hacen gracia, sobre todo cuando en la sala hay muchos fans de este tipo de cine -todos esos que han ido al estreno. Hay algo de profundidad (vínculos, moralidad, familia, deber, honor...). Pero lo que promete el título, "en la oscuridad" no es muy certero. Acuérdate de personajes como Nick Brody de Homeland, como el Joker de the Dark Knight, como Darth Vader. Como todos los de Watchmen. Eso se llama oscuridad. Nos hemos acostumbrado a que las series traten todos los temas en profundidad, y en una película de como mucho dos o tres horas esto es muy difícil de conseguir. El guionista tiene que andar de puntillas para que no parezca que todo se desarrolla demasiado deprisa y para que los malos no resulten ser un cliché.

Y no me voy a extender más con temas que probablemente habrán escrito miles de críticos por todas partes y en todos los idiomas, sólo haré otra estandarizada clasificación de "lo mejor" y "lo peor".

Lo mejor: 
-Spock. Ha crecido bien, ya es un Spock de verdad, completamente convincente gracias al buen hacer de Zachary Quinto y a la lógica que los guionistas han sabido adaptar e implementar, con las dosis de ironía con las que el mismísimo Leonard Nimoy contaría.
-El pack de actores principales digamos que más secundarios y sus personajes bien escritos y marcados, y las graciejas que los guionistas han ideado para que digan, adecuadas y que realmente te dibujan una sonrisa. Benedict Cumberbatch del cual nunca había escrito ni conocido su nombre. 
-Las localizaciones, la música, el Enterprise volando y saltando a warp.
-Que es una película de aventuras y no pretenciosa, lo cual es muy bueno para el verano.
-Evidentemente, la realización general.

Lo peor: 
-Nunca te acabas de creer a Chris Pine; nunca sabes si está de broma o no. El actor es flojillo y su Kirk no convence. 
-Cuando alguna vez mueren figurantes y salen volando al espacio nadie se acuerda de ellos y enseguida hacen un chiste sobre otra cosa, restando seriedad a algunas escenas. A veces está bien, porque más que una película trascendental es de aventuras.
-Que J.J. Abrams haya querido meter con calzador su escena "not Penny´s boat". Los que me entendáis ya me entendeis, y los muy fraks tambien sabréis que esta misma escena también aparece en Alias.
-Que hablen todo el tiempo de Klingons y éstos brillen por su ausencia o por su poca presencia.

Y en resumen: me encantó la película, me pareció muy entretenida y sació mi necesidad de frikismo startrekil veraniego. Y para aquellas personas a las que les importe un bledo toda esta mitología e incluso las películas de ciencia ficción o de aventuras, o de acción (gente sin corazón, todo hay que decirlo) tampoco les supondrá un problema; en general es una película entretenida, un blockbuster muy bien desarrollado. No hay escenas que provoquen la vergüenza ajena, como podría pasar en films con pretensiones y que intenten ganar premios (aunque no viene a cuento de nada  tengo que citar tres películas que odio profundamente: The Master, Cosmópolis e Into the Wild, y dos actores que me últimamente me enervan, Paul Giamatti y Philip Seymour Hoffman).

Así que hala, a correr todos a los cines a verla.