sábado, 20 de septiembre de 2014

Los profesionales del turismo

Finales de septiembre. Se acaba el verano.

Puede ser que te encuentres en varias situaciones. Acabando las vacaciones. O empezándolas. O de vuelta desde hace mucho tiempo porque hiciste tu descanso en temporada alta. O "ahora te tomas las vacaciones y después ya no vuelvas porque no te renovamos". O directamente desempleado.
Y también puede que hayas viajado. 
Tuvimos una semana de vacaciones hace un par de meses y salimos volando. Servidor llevaba casi dos años sin disfrutarlas. Nos fuimos a Italia y no paramos de caminar por Roma, después viajamos a varias ciudades de Sicilia y a unos cuantos lugares verdaderamente remotos. Y allá donde íbamos, en mayor o menor medida, nos topábamos indefectiblemente con alguno de los integrantes de la especie dominante de cualquier verano.
Están por todas partes, pero sólo algunos reúnen todas las condiciones para llegar al grado de excelencia necesario que les pueda otorgar el tan inalcanzable título y reconocimento.

Donde esté una buena autofoto que le den al "selfie" de móvil
Calzado cómodo, planos y mapas avanzados de cualquier lugar, cámaras de fotos tanto compactas como réflex, en ocasiones con extraños accesorios. Pantalones con abundancia de bolsillos. Planificación hasta el extremo personalizada, no dependiendo para su desarrollo de guías turísticos. Sonrisa. Gemelos poderosos tras años de utilización. Ropa que pudiendo parecer ridícula está cuidadosamente escogida para cada situación, sin importar lo que pueda aparentar. Mochilas de todo tipo, chubasqueros y paraguas incluso cuando nadie sabe todavía que va a llover. Gorros, viseras, gafas de sol. Botellas de agua. Móviles libres con tarjetas de prepago funcionales de diferentes países. No les importa lo que la gente crítica opine de ellos, pero respetan y protegen todos los lugares que visitan y a las personas que en ellos viven; no obstante es su hábitat durante unos días del año, así que lo cuidan con esmero.

Sandalias con calcetines blancos, máximo estilo
Y arrugas. Y años. Muchos años de haberse curtido con la experiencia acumulada de haber viajado en cualquier situación y con los más diversos medios de transporte y presupuesto, a cualquier lugar, en cualquier época del año y bajo cualquier circunstancia climatológica. Los mirábamos con admiración, dudando de si algún día podríamos llegar ser como ellos y ascender al olimpo de los dioses de las vacaciones, a la élite viajera, al podio, aunque fuese en el bronce. 

Al inalcanzable mundo de los Profesionales del Turismo.






domingo, 7 de septiembre de 2014

Ministerio de trabajo y ministerio de cultura; abolición del horario partido comercial

Hay una petición que está cobrando fuerza en Change.org.

Manuel J. es un trabajador de Barcelona. Desde hace años, a causa de la crisis y la coyuntura socioeconómica, ha venido trampeando de empresa en empresa y de puesto en puesto, unos mejores y otros peores. Sintiéndose afortunado por tener trabajo, ha tenido que anular vacaciones durante más de dos años. Pero se ha dado cuenta de lo peligroso para el cerebro que resulta su actual monotonía. Aquello que se llama "horario comercial completo". Partido de lunes a viernes y trabajando también los sábados, quedándose todos los días en torno a media o una hora más de lo acordado por el mismo precio. Haciendo el trayecto que le separa de casa al lugar de trabajo veintidós veces en seis días, empleando para ello alrededor de once o doce horas por semana. Una maldición que, llegando a casa a las diez de la noche, le impide hacer otra cosa más que trabajar, volver, comer, dormir un rato y con un poco de suerte ver a su pareja una hora al día. Cortarse el pelo, leer un libro, ver una película o socializarse es un reto, pasar tiempo de calidad con amigos y pareja, imposible. Sus neuronas se están atontando. Cada día parece no existir y sólo el domingo puede hacer algo interesante. Como él miles de españoles y españolas, agradecidos por tener empleo, sufren esta monotonía; el miedo a quedarse en el paro les obliga a aceptar cualquier condición laboral. Y viven en un país cuyos horarios no tienen ningún sentido. Pero además de sobrevivir hay que vivir. Por eso os pido que firméis esta petición dirigida al Ministerio de Trabajo y al Ministerio de Cultura. Horarios racionales para ser más felices, compaginar vida laboral y personal, ser más productivos y competitivos como otros países europeos han hecho o llevan años haciendo. Crear más puestos de trabajo con horarios intensivos para hacer que tanto trabajadores como clientes del sector servicios no tengan que predisponer sus vidas a las horas de apertura y cierre. Y que la gente pueda seguir estudiando, formándose, tener ocio, tener vida.

Bueno, como veis no es una petición real de Change.org. Y también como veis es la única entrada que escribo desde abril, creo, por los motivos citados anteriormente. Y por eso también mis temas son más aburridos; porque mis neuronas están adormecidas, mi mente se está atontando progresivamente, las palabras se van perdiendo y la inspiración es difícil de encontrar. Y el tiempo, sobre todo el tiempo, corre en mi contra.