martes, 4 de septiembre de 2012

La vuelta aburriclista




El Tour de Francia, el Giro de Italia, la Vuelta Ciclista a España. En qué mente infantil o abuelil la retransmisión completa de estos eventos puede ser algo interesante para ver por televisión. Varios días veraniegos donde unos tipos al borde del infarto pedalean sin descanso y que de vez en cuando echan una meadita a la cuneta sin apearse de su medio de transporte o se tiran un gatorade por encima de la cabeza. Unos señores que se pasan varias horas dando todo lo que pueden de sí mismos -hay que reconocerles el mérito, eso no lo pongo en duda- subiendo por una montaña de desorbitante desnivel y que al final hacen un sprint endiablado en el cual unos cuantos acaban por los suelos. Unos tíos que casi no pueden andar cuando terminan la carrera, que son capaces de vestir con dignidad una cosa tan embutida en la que además tienen que soportar ridículos nombres de equipo como por ejemplo "rabo bank". Pues en mi mente de cuando era pequeño, aunque no tanto, parece ser que era algo entretenido. Tanto que incluso dediqué un dibujo en una de mis libretitas infantiles a la gesta de Miguel Induráin: ganar cinco veces consecutivas el tal Tour. Me acuerdo y pienso de mí mismo como si fuese otra persona. Fíjate que chaval más pringadete e ingenuo, que ya es todo un adolescente y en lugar de estar por ahí haciendo maldades está mirando la etapa del día y pintando dibujitos de deportistas en una libreta. Casi hasta me cae bien, ese chaval.

Induráin 5º Tour consecutivo (dibujito del 25 de julio de 1995)

Ahora ya sólo pensar en la vuelta ciclista o cualquier evento similar me produce bostezos descontrolados. Una etapa finalizó al lado de casa hace unos días y no me importó lo más mínimo, cuando hace veinte años hubiese bajado a verlo y hubiese saludado a los helicópteros en los que ahora ni repararía. Y eso que ahora -desde hace poquísimo- ya sé conducir una bicicleta. Cuanta insensibilidad. Bueno, eso y que con tantos asuntos de dopaje, el enturbecimiento generalizado del deporte de élite y el de éste en particular en los últimos tiempos... Y que ahora tenga más cosas que hacer que mirar una etapa completa en la primera o segunda cadena de televisión (y únicas hace veinte años), pues eso, que no apetece verlo. Y a quien le apetezca tragarse cuatro o cinco horas de unos tipos pedaleando, o yendo en un coche de formula uno o en una moto de moto gp, les felicito por su paciencia. Yo a lo sumo sólo aguanto unos cuantos partidos de fútbol, un poco de atletismo cada cuatro años y algún partido de basquet. Aunque a veces me gustaría que hubiese más adolescentes así de ingenuos e infantiles, en general que hubiese buenos chavales, capaces de pintar a Indurain, Virenque y Jalabert recogiendo en los Campos Elíseos de París sus trofeos a la montaña, a la regularidad o lo que sea. Y luego comerse un "mi merienda", ir al parque sin fumar ni beber ni escuchar música espantosa y dormirse prontito.