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domingo, 3 de marzo de 2013

Billy Low Profile Criminal Doe



Billy Doe es un tipo cutre, de eso no hay duda. 
Es un criminal de perfil bajo, un choricillo de baja estofa y de mala ralea. Pero también es un tipo peligroso. Su apellido lo dice todo. De hecho, se lo puso él mismo; al parecer el que tenía originariamente no era lo suficientemente interesante. Es un tipo a quien no le importa nada ni nadie. Según cuentan, su infancia -aunque nadie sabe nada ciencia cierta demasiado sobre su pasado- al parecer fue complicada, y se escuda en ello para sus fechorías. 
Siempre cabalga sobre su imaginaria montura con la ceja levantada y la otra recta, desafiante y misterioso. A veces viste una camiseta normal y corriente con algún logotipo de lo más estándar y unas zapatillas de deporte de lo más inofensivas. Sus cabellos dorados, a veces engominados, a veces al viento, le confieren un aspecto de inofensivo adolescente. Otras con un sombrero texano, otras ataviado de forma ridícula y las menos de manera amenazante, desde que empezó a tener negocios y asuntos turbios y se hizo con un par de armas blancas y un par de armas negras, comenzó a representar un problema por esos mundos fronterizos de westerns imaginarios llenos de cactus y esos burruños vegetales que van dando vueltas por el desierto a la mínima que aparece una ligera brisa. 
Billy Doe, alias "Low Profile Criminal", viene siendo un auténtico quebradero de cabeza para el ocasional y extraño representante de la ley Peter Texas Skater Surfer Punisher desde que apareció en el condado -seguramente huyendo de algo- con su banda de malhechores. Precisamente porque es un tipo temperamental y poco concreto, porque sus actos nunca obedecen a una lógica de manual de criminología y porque sus movimientos imprevisibles y carentes de sentido alguno mantienen en vilo a la reducida y poco cuerda población a la que Peter Texas intenta proteger.



domingo, 20 de enero de 2013

Peter Texas Skater Surfer Punisher


Hace poco, en los segundos que pasan entre llamada y llamada, he tenido la gratísima y crasa oportunidad de reencontrarme con mi viejo amigo Peter. 
Antes no tenía nombre, era solo un hippie surfero esquizofrénico mitad buen rollero y mitad justiciero apocalíptico far west, en ocasiones sheriff de un pequeño pueblo, en ocasiones representante loser de una ley poco concreta, en ocasiones cazarrecompensas. Y a veces sólo filósofo. Sea por lo que fuese -nunca me lo explicó demasiado bien, pero ya tendremos tiempo de hablar- las circunstancias en su vida le llevaron por desdichados caminos y derroteros desconcertantes. Reparte paz y mala leche a partes iguales, y uno nunca sabe si está de broma o en serio. Cree ser un tipo duro, y muchas veces lo consigue. 
Al parecer el Karma no era siempre agradecido con él; por eso en Texas era muy difícil encontrar buenas olas. Y sin embargo, en el mundo irreal y el tiempo atemporal en el que Peter vive lo que sí que abunda son los cuatreros y los malhechores. 
Enfundado a veces con un poncho, otras con una camiseta trasnochada y bermudas o pantalones amplios o incluso faldas con mucho vuelo, portando espuelas a pesar de no tener caballo, siempre con su cinta en el pelo, con esa barba y melena largas pero extremadamente limpias y sus gafas de no demasiado sol, Peter Texas Skater Surfer  Punisher cabalga sobre sí mismo bajo un sol cegador y de justicia y reparte justicia ciega  y soleada, siempre con una extrema moralina que hasta a él mismo sorprende. 
Nunca defrauda y habitualmente lleva en sus virtuales alforjas un gran cargamento de buenas palabras y unos cuantos y ofensivos insultos para cualquiera que se cruce en su camino. Y cuando las cosas se ponen feas es un tipo al que uno podría confiar su vida y sus bienes materiales más queridos. 
Pero en general, la vida es dura para el bueno de Peter.


domingo, 8 de julio de 2012

Chorradas que pintabas con bic mientras esperabas llamadas entrantes


Todos alguna vez hemos teleoperado, teleoperamos o teleoperaremos. Normalmente entran llamadas una tras otra o emites llamadas una tras otra. Y en esos momentos de espera, que pueden ser en verano, los fines de semana y de madrugada, entre una y otra llamada, que puede ser de una persona normal o de un acosador sexual, no puedes ir al servicio, tomar un café, salir a que te de el aire o mirar nada de internet; más que nada porque a veces el puesto no te lo permite, porque puede que tampoco haya internet y porque a lo mejor los equipos de décadas anteriores no están preparados para ello. Puedes quedarte pensando o mirar a las musarañas o los gamusinos si los encuentras. Puedes imaginarte a ti mismo que en realidad estás en una serie y localizas a los malos con satélite, y el jefazo, que es el jefe de la CIA o del FBI te dice "Anderson, dame visual de eso".  Tienes que hacer algo para no estar dormido un domingo por la noche o un lunes por la mañana, en ocasiones en una plataforma de teleoperadores desierta en la que llevas ahí solo doce horas y has comido sin quitarte los auriculares. Puedes seguir haciendo garabatos sin sentido durante unos segundos en el cuaderno. Si a los garabatos les das alguna forma te pueden salir dibujitos. Y cuando los encuentras años después te hacen bastante gracia. Luego vas, haces un blog, escaneas los garabatos tal y como estaban, con el photoshop les pegas tu nombre en alguna esquina y, abracadabra, ya tienes nuevas entradas.




Chorradas que pintabas con bic mientras esperabas llamadas entrantes (3)