viernes, 9 de marzo de 2012

War Horse (Steven Spielberg, 2011)

Si Spielberg la hubiese llamado "Caballito Bonito de la Barbie", el título hubiese sido más apropiado.

Porque es inexplicable que una película cuya trama pensábamos inspirada en la Primera Guerra Mundial sea tan ñoña. Tan inocentona. Porque es extraño que un trabajo realizado por los responsables de "Salvar al Soldado Ryan" (Spielberg a la batuta metafórica, Williams a la batuta real, Kaminsky encargándose de la fotografía, y supongo que alguno más habitual de Steven) sea, no sé sin pretenderlo o pretendidamente, uno de los filmes más infantiles o adolescentes del año. Aun sabiendo lo que nos esperábamos, un amigo y yo (el resto de la gente se abstuvo sabiamente) nos dispusimos a verla en una de las salas mejor construidas, sonorizadas y acondicionadas de Barcelona, si no la mejor (no haré publicidad). La única pega de este cine es que las películas no son en versión original, y ya en el doblaje se intuía la ridiculez (los anglosajones hablaban "normal", los franceses hablaban "normal con acento francés" y los alemanes "normal con acento alemán", con lo cual las risas en los momentos dramáticos estaban más que garantizadas). Pero nos importaban más los aspectos técnicos en esta ocasión, que eran correctos, sin más. Y nos sorprendimos de la tremenda previsibilidad de la trama y de la poca sangre que puede salpicar en una guerra mundial. Los puntos fuertes de "Salvar al Soldado Ryan" eran aquí sus mayores defectos: la total ausencia de realismo, una dirección que podría haber sido la de cualquier otro, una música simplona e intrascendente, una fotografía en ocasiones ridícula... Y unas actuaciones cursis a más no poder, donde sólo había caballeros y buena gente, incluso en el fragor de las mínimas batallas que se presenciaban. Y que nunca se despeinaban ni se hacían rasguños aunque se cayesen del caballito bonito. Se notaba que era una película hecha sin demasiadas ganas.
Aun así, si tienes sobrinos, hijos o nietos de trece a quince años, ve a verla con ellos. Son los únicos que la encontrarán buena, y no lo digo con ironía. Realmente si tuviese trece años esta película me gustaría, pero cada vez que recuerdo a mi querido (es un decir) soldado Ryan y comparo el trabajo que las mismas personas hicieron con el que hicieron en War Horse, me es imposible pensar que sea una buena película. Aun así, le doy un seis por el esfuerzo, y porque también de vez en cuando está bien que se hagan películas ñoñas de caballitos bonitos para niños y niñas cursis y sus abuelitas.


Nota: 6





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